jueves, 30 de mayo de 2013

Otras diez formas de dominar un pueblo

por  Caronte Campos Elíseos



En una entrada anterior escribí sobre las maneras que a mi entender, si es que entiendo algo, se puede someter un pueblo a la voluntad de otra nación con mayores poderes.  En esta ocasión vuelvo sobre lo mismo, porque a falta de creatividad e innovación, un refrito repetitivo sobre lo mismo, siempre es una buena opción.

Solo me resta decir que espero, al igual que en aquel primer listado, podamos identificar si algún país cercano a nuestros lares, ha padecido o padece, por algunas de estas prácticas imperialistas:


1.  Dominar económicamente los organismos internacionales, de manera que estén supeditados a la voluntad de la nación interventora, a manera de evitar cualquier intromisión durante el proceso de apoderamiento.

2.    Establecer las operaciones de las agencias de espionaje e inteligencia desde el punto más íntimo del objetivo a dominar.

3. Financiar los operativos de los grupos opositores locales, con el fin de crear desestabilización social.

4.   Crear espejos de los medios de información y de comunicación, a modo de llevar a confusión a los nacionales, con noticias inventadas, manipuladas o completamente falsas.  (Puede incluir imágenes de eventos que nunca ocurrieron).
  
5.   Emplear el uso de falsos positivos.  Es decir, atribuir acciones y/o palabras a ciertas personas o grupos de personas, que no tienen la posibilidad de defenderse o desmentir la atribución.  (Preferiblemente personajes secuestrados, desaparecidos, o simplemente muertos en circunstancias no muy claras).

6.  Tomar represalias (políticas y económicas) contra los países y organizaciones que mantengan cualquier tipo de relación con el objetivo principal.

7.  Implementar una especie de encerrona o embargo económico, para que la población de la cual se quiere apoderar, comience a sufrir las consecuencias directas de la resistencia de su propio gobierno.  De esta manera, se logra atraer adeptos al plan de dominación. 

8.   Implementar operaciones de falsas banderas.  Esto es, llevar a cabo actos de violencia, ataques terroristas o actos vandálicos, en el propio territorio para atribuirlos al oficialismo de nación que se quiere desbancar.

9.     Mover toda la maquinaria militar hacia el objetivo, con el fin de crear tensión en toda la zona donde este ubica.  Para esto se utiliza como pretexto o excusa el criterio número ocho (8).

10.  Sumergir los naturales del país a ser invadido, en un evento Cisne Negro, con repercusiones psicológicas magnificas.  De esta forma verán con otros ojos la invasión militar, y quien sabe, tal vez hasta la consientan.

Siempre que termino de escribir una entrada como esta, me siento más sumergido en la depresión perenne en la que vivo.  Estoy llegando a la conclusión de que voy a tener que seguir los consejos de mi psicoanalista y de mi pastor, y alejarme un poco de la lectura secular.  Tal vez tienen razón y debo buscar entretenimiento y refugio en la televisión y la biblia (No respectivamente).

¡Levántate y anda!





jueves, 23 de mayo de 2013

El Cisne Negro

por  Caronte Campos Elíseos


Siempre he pensado que los seres humanos (en especial yo), prefieren vivir en una especie de cápsula en donde puedan controlarlo todo, a manera de sentir seguridad en todo cuanto realizan.  No por nada existe el viejo y conocido refrán, “cada cabeza es un mundo”.  Ciertamente cada persona vive una realidad distinta en su carácter individual.  Esto es así en todos los ámbitos de la vida: familiar, laboral, escolar (sí, asimile de una vez que los estudiantes también son personas que viven diferentes experiencias), profesional, entre otros. Tratamos de explicarlo todo de la manera más sencilla posible, sin complicaciones innecesarias y que provoquen esfuerzos adicionales. Esto propicia el que comencemos a ver y a creer todo de una manera sistemática, donde todo tiene un orden establecido y una estructura funcional para nuestros propósitos (o las intenciones de terceros), aunque ese ordenamiento sea ficticio. 


En esa burbuja individual, a diferencia de las que se diseñan, crean y desarrollan en en los “mundos” financieros y monetarios, que se inflan sin control hasta que estallan, no hay mucho espacio para el discernimiento y mucho menos para disentir.  Esta pequeña esfera se teje con nuestros propios pensamientos, emociones, frustraciones, sentimientos y resentimientos.  La reforzamos con nuestros criterios, juicios y prejuicios, y la sellamos con nuestras conclusiones, ya sean justas o infundadas.  Este escenario nos conduce, en la mayoría de los casos (como lo es en el mío propio), a vivir con una venda en los ojos, con ataduras mentales, que no hacen otra cosa más que enajenarnos del mundo exterior. Nos distancian de la verdad y de la realidad, cerrando el paso a la diversidad y limitando la posibilidad de ver más allá de nuestras propias narices.

Tengo que admitir que al escribir estas líneas siento lástima de mi mismo.  No puedo entender como he podido sobrevivir en una ficción tan absurda como esta. Cuando este patrón se repite de persona a persona, se va construyendo una especie de mapa común, conectado por todos esos nanomundos, que al momento de interactuar entre sí, lo que reina es la intolerancia.  Termina formando parte natural de nuestro ADN.  Este pintoresco panorama nos expone y nos hace vulnerables a ser víctimas de un "Cisne Negro".

La Teoría del Cisne Negro, fue desarrollada y esbozada por el investigador y financiero libanés, Nassim Nicholas Taleb, en su libro titulado, “The Black Swan”, publicado en el año 2007.  Está teoría propone que ciertos eventos no esperados, generan gran impacto entre la población.  El autor revela tres supuestos que están presentes en dichos eventos:

1.    Ocurre de manera sorpresiva - Esto es, no se esperaba que ocurriera y no existía o no había suficiente información estadística para predecirlo.

2.   Genera gran impacto - Es decir, al ser totalmente inesperado, provoca consecuencias, repercusiones, y/o efectos de gran magnitud para los observadores.

3.   Análisis retrospectivo - los hechos se analizan una vez pasado el evento.


Además de los criterios anteriores, se menciona los efectos psicológicos que el “Cisne Negro” tiene sobre el colectivo en general.  Taleb califica en esta categoría sucesos como: las guerras mundiales, la invención de las computadores, la internet, las crisis económicas y los ataques del 11 de septiembre del 2001.  Ciertamente se puede dedicar varios escritos para mencionar estos eventos supernumerarios.  Se pudieran agregar a los anteriores, eventos tales como: el holocausto judío, las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagazaki, el accidente nuclear de Chernobyl, entre otros.


Y aunque ahora tengamos una idea clara sobre las causas de estos eventos antes mencionados, parte de la teoría se fundamenta en la reacción natural de la humanidad a pensar que se pudieron haber evitado si se hubiesen tomado ciertas medidas preventivas.  Aunque a todas luces, no exista certeza sobre la posible previsión de los mismos.  El hombre tiene la tendencia narcisista y egocéntrica de creer saber y conocer todo cuanto le rodea.  Y si en algún caso encuentra que no tiene una explicación lógica y comprobable, tiende a crear falsos positivos, es decir, encontrar la explicación más sencilla y más creíble para el resto de la sociedad, y esparcirla como pólvora a través de los medios masivos de desinformación.  Esto tiene una singular eficacia en un país sin prensa, como lo es el nuestro.

Es por esto que a nivel insular, no somos la excepción.  Tenemos nuestros propios cisnes negros, que han pasado por nuestros lares y han dejado una estela de desastre, destrucción y desolación.  Este pueblo ha vivido y sobrevivido a algunos eventos que han marcado la historia del país y de sus paisanos.  Pero como es de esperarse de un pueblo que solo conoce las cadenas de la colonización (al menos desde que terminó la Era Taína), que ha recibido por décadas una intoxicación de desinformación, y que ha sido víctima de programas orquestados de espejismos mediáticos, dichos eventos y sus efectos vitalicios han quedado en el olvido en alguno que otro libro de la historia oficial, o en la mente de algún patriota retirado.  

Siguiendo un poco los linderos de Taleb, tal vez podamos incluir en los  Cisnes Negros Boricuas, los siguientes acontecimientos: La Guerra Hispanoamericana (originalmente Hispano-Cubana), en la que los Estados Unidos intervino para asegurar sus intereses en el Caribe;  La eventual invasión (para algunos gringófilos, la liberación), donde los norteamericanos reciben la isla como botín de guerra;  La otorgación de la ciudadanía americana a los puertorriqueños, con lo que se asegura la participación de los criollos en las eventuales guerras de la nación interventora;  La persecución y criminalización del nacionalismo, en un periodo donde se realizaron masacres, torturas y asesinatos por motivaciones políticas;  La creación (con lo mejor de dos mundos) del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, sistema que ha perpetuado nuestra condición colonial;  El retiro de la isla del listado de países colonizados, por parte del Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas (en su lugar debería ser Naciones Reunidas propiamente), legitimando de esta manera el hecho de que la nación norteamericana no tome acción sobre el estatus político actual;  Y el establecimiento de un gobierno propio, republicano y tripartita, el cual ha servido como mecanismo para el saqueo de las arcas del país por ciertos grupúsculos para su beneficio personal.  Entre muchos otros que por razones de tiempo, espacio y humor, no debemos traer a colación.

Los terribles efectos combinados de estos eventos se resumen en la actitud natural de los puertorriqueños por los pasados 115 años, de buscar la explicación más sencilla, y hasta cierto punto la más absurda para la historia y para la verdad detrás de estos hechos.  La inmensa mayoría de los nativos todavía piensa que los Estados Unidos de Norteamérica llegaron a nuestras costas con la mejor intención de liberarnos del yugo español, que nos otorgaron su ciudadanía para hacernos herederos de sus beneficios, y que el ELA fue creado con el propósito de prepararnos para hacer una entrada triunfal al conglomerado de los estados continentales.  Es como una especie de dominio mental o hipnotismo, tal vez sea una modalidad de lavado de cerebros o simplemente una forma de acorralar mentes en una zona cómoda artificial.

Para ser honesto (y por lo regular no lo soy), mi percepción sobre todo esto es que lo único que han logrado los sucesos en cuestión es enajenarnos de la realidad.  Realidad que se muestra evidente en la actualidad social, política y económica de la isla, y en las condiciones de vida de los naturales de la misma.  En adición a todo esto, no estamos conscientes de que somos víctimas inocentes de nuestra propia ignorancia.  Pero lo peor de todo es, que este escenario nos coloca una posición vulnerable.  Nos expone, indubitablemente, a ser víctima por enésima vez de un nuevo Cisne Negro. 

Pero si no hemos sido capaces de entender y superar los efectos de los acontecimientos pasados y sus secuelas en nuestras vidas, mucho menos estamos preparados para prevenir cualquier incidencia en nuestro futuro.  No somos capaces de salir por voluntad propia de esta laguna en la que hemos estado sumergidos como los patitos feos de la historia.  Ni siquiera somos capaces de predecir qué nuevo evento nos podría afectar adversamente y provocar un nuevo colapso en nuestra existencia como pueblo.  De hecho, bajo el déficit mental que vivimos, no pasa por nuestros pensamientos que alguna catástrofe con tan singular magnitud pueda alcanzarnos.  Nos sentimos tan seguros con nuestro sistema de relaciones federales y con nuestra relación cristiana con la divinidad, que no creemos posible que nos toque vivir calamidad alguna.  

Hasta que no despertemos de ese sueño americano, hasta que no entendamos el valor de ser un verdadero ciudadano, hasta que no aceptemos que no podemos estar, con Dios y con el diablo simultáneamente; y hasta que no internalicemos que lo que nos mantiene atados a nuestras tristes circunstancias son nuestras propias cadenas, estaremos a la merced de otro Cisne Negro.  Solo nos percataremos que no somos los patitos feos de la laguna, si no que en realidad somos el Cisne Azul que, Luis Lloren Torres describió alguna vez, cuando nos miremos en el agua pura de la fuente de nuestro hogar.

¡Levántate y anda!


viernes, 17 de mayo de 2013

Cruzados tardíos

por  Caronte Campos Elíseos


                          

Recientemente se aprobó el Proyecto de Ley del Senado 238.   En el mismo se prohibe el discrimen por razones de orientación o preferencia sexual, en toda gestión de empleo  publica o privada.   Dicho proyecto, como era de esperarse, recibió el apoyo y el beneplácito de la comunidad homosexual del país. Lo que no se esperaba, o al menos no se visualizaba con tan férrea intromisión, fue la oposición presentada por los grupos religiosos del país, y en un modo especial, la de los cristianos.  Esto a pesar de que el proyecto todavía tiene que pasar el cedazo de la Camara de Representantes, ya que nunca se respetó la voluntad del pueblo de cambiar a un sistema compuesto por una sola cámara.

Estos grupos tuvieron la desfachatez de actuar como ente conductor de injusticia, discrimen e intolerancia. Se inmiscuyeron en el proceso legislativo, totalmente ajeno al quehacer pastoral, vilipendiando la ya maltrecha imagen de la división de Iglesia y Estado.  Intentaron usurpar al Poder Legislativo su independencia al pretender hacer política pública, presentando análisis y estudios exhaustivos sobre los efectos de la medida en cuestión, y sometiendo enmiendas a dicho proyecto con el fin de cambiar su exposición de motivos, e influenciar la opinión del resto de la población haciendo creer que ellos representan la mayoría absoluta.

Es en ese instante que la gente comienza a pensar, a decir y escribir, que Puerto Rico tiene el gobierno de Sodoma y Gomorra porque se aprueba una ley que otorga derechos a un sector claramente marginado, en ocasiones de forma disimulada y tácita.  Pero ese mismo gobierno nos sube los impuestos, baja la calidad de los servicios que ofrece y encima los encarece, nos roba el dinero que tributamos para fines comunes y  nos resta beneficios.  Atenta contra los envejecientes, los estudiantes, los trabajadores y contra los cerca de 15,000 niños maltratados en esta isla.  Explota nuestros recursos, vende y regala nuestro patrimonio y nuestros bienes, ofrece educación y servicios de salud mediocres,  y está dirigido por una banda de ineptos, con poca o ninguna educación y  preparación académica, que son solo un enjambre de anencefálicos que su único fin en el servicio público es el lucro personal.

Ante toda esta barbarie, ante toda esta injusticia, ante ese mismo gobierno carente de un mínimo sentido de ética, moral y compromiso con el pueblo que ciega y confiadamente los elige, estos cruzados tardíos no hacen frente.  No protestan, no muestran resistencia, y mucho menos hacen acto de presencia para demandar y reclamar la justicia para todos.  Pero una vez se ve amenazada alguna de las columnas que sostiene su malograda institución, salen como bestias en el Coliseo Romano a devorar a sus nuevas víctimas.

Es tiempo de separar el trigo de la cizaña.   Ya es hora que los religiosos entiendan y tengan claro cual es su rol dentro de la sociedad en la que se desenvuelve cada una de sus religiones.  Es imperativo que se atempere su homilía a la realidad de los tiempos, y no a sus caducados dogmas que ya actúan como propulsores de éxodos, alejamientos y como principal motivo de distanciamiento entre su dios y su pueblo. El mero hecho de estigmatizar a los supuestos pecadores, no hará que el supuesto pecado desaparezca.  No le compete a la curia intentar hacer por vía legal o jurídica, lo que no han podido lograr por vía divina o doctrinal.

Si la iglesia insiste en esta práctica, de querer imponer su posición y su opinión al pueblo a la trágala, está dirigiéndose a una caída estrepitosa, y quién sabe si a su desaparición autoinfligida.  Es nuestro deber y salvación el no permitir que los intereses de ciertos sectores, en especial los de esos cruzados tardíos, nos desvíen del camino y nos lleven de regreso al pasado.

¡Levántate y anda!
                                       

domingo, 12 de mayo de 2013

Exceso de velocidad

por Angelo Negrón


A toda prisa el auto se deslizaba por la autopista sobrepasando a otros vehículos.  Las luces intermitentes y continuos bocinazos lo identificaban como el portador de una emergencia. “Cortes de pastelillo”, repetidos frenazos y avances sólo lograban ponerlo más nervioso.  Al llegar a la congestión de transito obligada de las cinco de la tarde dio un golpe encima de la palanca de los cambios. Miró el rostro desesperado de su mujer que cursaba el noveno mes de gestación.  Su esposa con cara afligida le recomendó seguir por el paseo: Carril exclusivo para ambulancias, policías y personas con emergencias.  Se asomó y vio que era vía franca y segura.  No existía nadie estacionado en el paseo con algún desperfecto mecánico, por lo que consideró que debía seguir el buen consejo.  Después de todo era de suma importancia llegar, al menos, al nuevo dispensario municipal, recién inaugurado.

La multa por invadir el carril exclusivo era onerosa, pero con la certeza de que los guardias de transito eran parte de una huelga secreta de brazos caídos gritada a toda voz estaba seguro de que no encontraría a ninguno.  Sonrió al pensarlos en un consultorio buscando una excusa médica que les permitiera cobrar días por enfermedad que ya no recaudarían de otro modo.  Los recordó agrediéndolo frente a la universidad del estado por estar en contra de una cuota injusta o rociándole gas pimienta frente al capitolio por negársele sus derechos constitucionales.  Pensó en la encrucijada que la fuerza laboral policial tenía en ese momento histórico en el que tendrían que irse a huelga también si querían defender sus derechos. ¿Cómo lo harían?  Sobre todo porque según la ley número cincuenta de mil novecientos ochenta y seis:  Los miembros de la Policía de Puerto Rico no tienen derecho constitucional ni estatutario a la negociación colectiva ni a la huelga, piquetes y actividades laborales concertadas.  Los imaginó entonces, siendo detenidos por una fuerza de choque privada, tal vez los hombres de “El Golden Boy: Chicky Starr”, otrora peleador de la lucha libre y dueño de la agencia contratada por el gobierno para ayudar a apalear a los estudiantes en huelga.

Menos traumado, porque notó el avance que estaba logrando al seguir el consejo de su nerviosa mujer, sonrió.  Le dijo a ella que no se preocupara, que llegarían a tiempo. Esquivó los barriles anaranjados y rebasó otra fila de autos.  Se coló ante las miradas enojadas de quienes no se atrevieron a hacerlo.  Después de una intersección y algunas lágrimas de desesperación llegó ante un semáforo que le ordenó el alto. Agitó los brazos como si con eso algún poder oculto lograse que la luz cambiara de color.  Miró rápidamente a ambos lados y decidido a traspasar la luz roja con las debidas precauciones. Apretó el acelerador. Comenzó a subir la velocidad con la ilusión de quien sabía consumada su misión.

Pero, la visión que tuvo un minuto antes fue sólo eso. Escuchó el ulular de la sirena policíaca y maldijo la decisión errónea de “comerse” la luz. Miró por el retrovisor. Descubrió el auto azul y con marcas que le obligó a echarse a un lado en un momento de desesperación. Echó un vistazo a su mujer que lo miraba más preocupada aún pues no llegarían a tiempo. La escuchó pedirle que les explicara que los guardias entenderían. Uno de los policías se acercó cautelosamente y le pidió enojado los documentos.



— Buenas tardes, oficial — dijo el chofer — tenemos una emer...

— Lo estamos deteniendo— interrumpió el guardia — porque usted no sólo venia a exceso de velocidad, también conducía por el paseo. Para colmo se pasó la luz roja. Son varias infracciones a la ley de tránsito y...

— ¿Tienes prisa ah?— comentó despectivamente otro policía que interrumpió al primero.

— Si, oficial, sucede que...

— Este es otro de los “pelú” de la “YUPI”— volvió a tomar la palabra el primer policía — lo sé por todas esas calcomanías en el cristal trasero… Libertad, derechos, Pedro Albizu Campos — Sonrió…


— ¿Es eso relevante? — salió su espíritu de lucha en ese instante y su mujer lo miró suplicante por lo que accedió e intentó explicar su emergencia.

— Verá, señor oficial, tenemos una emergencia. ¿por qué no me sigue y me da las multas en...

— Eso es imposible — volvió a interrumpir el policía — has cometido tantas faltas en tan pocos minutos que te multaré hasta por pelú. Además, ustedes están como nerviositos. Hasta parece que estás borracho o bajo algún otro efecto. Tendré que pedirte que bajes del auto.

— Señor oficial — dijo con el rostro encogido y cambiándole de color — comprenda, por favor, tengo que...

— Nada, nada. Si se resiste le ira peor, créame...

— ¡Maldita sea la…! — no llegó a decir la oración completa pues el guardia le interrumpió nuevamente.

— ¡Que cojones! También vas a maldecir la madre. Muévase, le haremos la prueba de alcohol.

— Y consiga los documentos de una vez — interrumpió a su compañero el otro oficial mientras daba un golpe encima del bonete.

— ¿Debo tener paciencia?— le preguntó a su esposa mientras buscaba los documentos. Ella recomendó practicar las respiraciones aprendidas en las clases de parto sin dolor. Comenzó a inhalar y a exhalar. Su rostro fue serenándose. Al verlo sonreír los policías volvieron a insistir por los documentos y porque abandonara el auto ante la necesidad de largarse a ligar mujeres a la plaza de recreo mientras multaban a carros estacionados en líneas amarillas.

Miró tranquilizado a su esposa que abría la puerta en ese momento para decirle a los dos uniformados:

— ¿ Que no entienden?— gritó la mujer sin poder soportar más — Estamos en una emergencia...

— Señora, no veo a nadie sangrando, cálmese o la arresto…

— ¿Arrestarme? Hágalo, nos hará un favor cuando tenga que explicarle a la corte por qué nos ha arrestado cuando hemos intentado explicar que tenemos una emergencia y en lugar de escucharnos y escoltarnos lo que han hecho es impedirnos explicar — dijo ella sosteniéndose con ambas manos la preñez.

— A ver: ¿qué clase de emergencia nos recitaran? — Indagó uno de los guardias con sarcasmo.

— ¡No tenemos emergencia¡— dijo el marido entre carcajadas ante los ojos alterados de los guardias y la mirada desconcertada de su esposa a quien consoló diciéndole:

— ¡No te preocupes, cariño, yo ya me cagué!
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Angelo Negrón (New Jersey: Junio 15 1969 a Enero 1970 - Puerto Rico: enero 1970 al presente). Definitivamente puertorriqueño. Sus cuentos han sido publicados en la revista y colectivo Taller Literario y en Revista Púrpura. Tiene varios libros inéditos de relatos a los que le ha dado por título: Montaña Recuerdo, Entre el edén y la escoria, Sueños mojados, Confesiones y Causa y efecto. Además una novela de próxima publicación titulada: Ojos furtivos. Mantiene el Blog: Confesiones

viernes, 10 de mayo de 2013

En las letras, desde Puerto Rico: canto a la madre, en voz de un clásico

por Carlos Esteban Cana

En una reciente edición de En las letras, desde Puerto Rico, compartí con los lectores dos piezas de poetas contemporáneas que rendían homenaje al arquetipo materno.  Ahora, en esta entrega, y en esa misma dirección, compartiremos ese mismo tributo pero en voz de un escritor clásico de las letras puertorriqueñas. Me refiero al autor de Vendimia, Almacén de baratijas y Motivos de Tristán, el poeta y traductor, José Antonio Dávila.

De la creatividad e ingenio de este poeta boricua, compartimos en el hogar cibernético del amigo editor y escritor, Caronte Campos Elíseos, ese canto hacia la figura materna, el famoso poema, Carta de recomendación.  Que lo disfruten.

Carta de recomendación
  
                      


  (Al Señor Propietario del Universo)


Señor:

En breve llegará a tu cielo
una tímida y dulce viejecita;
los lirios de los años floreciendo en su pelo,
y el rostro sonreído como una margarita.
Es la más hacendosa en la colmena
donde por todos se ha sacrificado;
y es tan buena, tan buena...
tal como el pan que a todos nos ha dado.

En tu casa, Señor, con su plumero
y su invariable pulcritud a tono,
sacudirá ese polvo de lucero
que empolve el mobiliario de tu trono.
Le dará cuerda al Tiempo; traerá flores
de tu jardín y frutos de tu viña,
y pintará de fresco los colores
del arcoiris, cuando se destiña.
Pulirá los metales de la luna;
limpiará los fanales que tiene tu palacio,
y tenderá a secar, una tras una,
las holandas de nube en el espacio.

Le cambiará la mecha a los faroleso
de la Vía, y asiendo sus peinetas,
trenzará las melenas de los soles
y la rebelde crin de los cometas.
Tu té, de flor de algún celeste tilo,
te hará en noches de Invierno, cuando nieva;
y en tiempo de vendimia, pondrá un filo
a la hoz de argento de la luna nueva.


Zurcirá desgarrones
en la túnica de los serafines,
y traerá las esponjas y jabones,
a la hora de bañar a los querubines.
Te bordará en la almohada del nimbo más mullido,
con una hebra de sol, tus iniciales,
para que te eches cuando estés rendido
por tus preocupaciones inmortales.

Así ha sido acá abajo: nunca escasa
de sí misma en el bien de dicha ajena;
en la más abnegada de la casa
y la más hacendosa en la colmena.

Y así será allá arriba: en lo que pueda
hacer por otros, no andará remisa.
Ponla a sueldo, Señor, de una moneda:
la moneda de luz de tu sonrisa.

Su bien cual su limpieza, penetra en los recodos
más ocultos del alma o la memoria;
solear, mullir el bienestar de todos
es lo que ella ha tenido como gloria.

Si recorriendo un día tu reinado
sorprendes en su cara la fatiga
y ella te dice que aún no se ha cansado,
¡no le creas, Señor, lo que te diga!

                                             José Antonio Dávila


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Carlos Esteban Cana – Escritor y comunicador puertorriqueño.  Ha cultivado el cuento, el micro-cuento, y la poesía.  Actualmente, sin embargo, se ocupa de darle forma a sus dos primeras novelas y a un volumen de ensayos.  Colaborador de varias publicaciones impresas y cibernéticas, en Puerto Rico y otros países.  Bitácoras y publicaciones alrededor del planeta, como Confesiones, del narrador Ángelo Negrón, reproducen su boletín “En las letras, desde Puerto Rico”.  Para el periódico cibernético El Post Antillano también publica su columna “Breves en la cartografía cultural”.  En verano del 2012, Carlos Esteban publica Universos, libro de micro-cuentos bajo el sello de Isla Negra Editores.  Otros dos libros aparecerán durante el presente semestre.  El primero titulado “Catarsis de maletas: 12 cuentos y 20 años de historia”, ofrece una vista panorámica de una pasión que el autor ha desarrollado, por cuatro lustros, en el género del cuento.  “Testamento” es el segundo de los libros mencionados, poemario antológico que reúne lo más representativo de su poesía; género del que Cana manifiesta: “Fue la propia poesía que me seleccionó como medio, como intérprete”. Cana es conocido además por haber fundado la revista y colectivo TALLER LITERARIO, que marcó la literatura puertorriqueña en la    última década del siglo XX en Puerto Rico.  Actualmente participa en actividades y proyectos multiculturales en la Ciudad de New York.

martes, 7 de mayo de 2013

El regreso

por  Luis A. Pérez Rivera


         
El frio calaba los huesos, a pesar del tumulto del cuarto.  Las narices rojas goteando, los ojos hinchados y los labios enmudecidos.  El elocuente silencio impregnaba las paredes del lugar y las miradas solo observaban su yo interior.  No me atrevía mirarle su frágil cuerpo, su cara con la boca y los ojos tan abiertos y plegados por donde se escapaba la vida.  Su respirar entrecortado, mostraba el dolor que el cuerpo debe soportar.  Era la última de 10 diez hermanos, tenía 85 años.  Se sentía sola, pues no quedaba nadie de su tiempo, me había dicho cuando aún podía hablar.   Ahora, apenas unos gruñidos salían de su boca para llamar la atención cuando necesitaba agua o que la cambiaran de posición.

Los presentes trataban que sus ojos no se cruzaran con los de ella.  Transmitían dolor, angustia y desesperación.  Eran los emisarios de lo que sentía.  La miré fijamente tratando de absorber su dolor, quitarle aunque fuera por unos segundos la agonía que vivía, y una lagrima, solo una, resbalo por su mejilla.  La luz del cuarto se reflejó en la gota que descendía y cual gigante espejo, atrapó y multiplicó la luz del lugar, segándome parcialmente y transportándome a sus años más felices.

Su cuerpo se achicó, la cama desapareció.  Las paredes de concreto se esfumaron mostrando el verdor del campo.  Su cuerpo, antes en posición fetal, se incorporó.  Yo absorto ante esa transformación quedé sin habla; ella corrió hacia mí, trate de detenerla para que no me tumbara cuando su cuerpo atravesó el mío.  Riendo y con el brillo de la vida en sus ojos, volteé y espantado por lo ocurrido observé como el camino era de tierra y el polvo se levantaba con cada paso que daba.  Los arboles a cada lado del camino presentaban una sombra perfecta.  Y la fresca brisa movía las miles de hojas que construían el túnel del camino en el que nos encontrábamos. 

Nadie me veía, era como un fantasma del futuro en tiempo pasado.  Todo era a color, no como en las fotos donde solo se ve blanco y negro. Las cosas viejas se veían muy nuevas, las carretas, las casas y la gente.  Le seguí hasta la parte posterior de un ranchón enorme de donde sacó de debajo de las escaleras una lata y de ahí sacó una caja.  Al abrirla tomó un lápiz labial, trapo y unos tacos.  Cuidadosamente mirándose en el reflejo de la lata se pintó los labios, se colocó el trapo en los senos y se puso los zapatos de tacón alto.


Luego, con aires de gente grande caminó por la acera y entró en la fábrica de tabaco. Se dirigía a su empleo, era su segundo día de trabajo; tenía 12 años.  Era un espacio enorme, muchas mesas y sillas ocupadas por mujeres principalmente que, ante la crisis tenían que completar el sustento en el hogar.  En la pared del frente había un calendario con un 16 en rojo.  El 16 de julio de 1929.  Presurosa se sentó cuando Don Roberto le llamó y con el ceño fruncido le preguntó:

             - ¿Qué edad tienes?, preguntó Don Roberto.

- 19, respondió.

- ¿Sí?, Mira no me molesta que quieras trabajar, pero no mientas. Te daré otra oportunidad. ¿Qué edad tienes?

- Con la mirada hacia el suelo susurró, 12.

- No puedes, trabajar.

- Pero, Don Jacinto me dejó, el me vio ayer y le parecí grande, además, lo necesito. Usté sabe. De que me voy a alimentar.

- Mira niña, Jacinto es un viejo sentimental y si fuera por él les pagaría aún sin trabajar.  Además, si los inspectores te ven; me cierran la fábrica. Hagamos algo, quítate el montón de pintura que tienes en la cara y bájate de esos zapatos que son más grandes que tú y toma la lata de donde los sacaste, la llenas de agua y la colocas al lado de tu lugar de trabajo. Si vienen los inspectores te pones a repartir agua. ¿Está bien?

Sus ojos se iluminaron, tenía el trabajo.  Corriendo hizo lo que Don Roberto le dijo y se sentó a despalillar tabaco.  Mientras Don Roberto caminaba cruzó miradas con Jacinto y entre sonrisas y un guiño de ojos, sellaron la complicidad de que aun violando la ley sabían que hacían lo correcto.



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Luis A. Pérez Rivera – Nació el 16 dejulio de 1971 en Rio Piedras PR. Natural del pueblo de Cataño, donde cursó sus grados primarios.  Finalizó su bachillerato y maestría en la UPR de Rio Piedras. Labora como voluntario en la Asociación de Lideres Escutistas y en la tropa 168.  Es el guionista de la Obra de Semana Santa en el Barrio Amelia.